Salir de noche y no mirar la luna es como dar el cuerpo sin alma.
Pero exponerse a ella, y a sabiendas retarla, como desafía a
Purgatorio por causa del Amor, es afirmar la liberación de nuestros lobos
y aceptar la metamorfosis consecuentes: nos crecerán colmillos, garras,
pelos, y a fuerza de codearnos con las fieras aullaremos más lejos,
gruñiremos más hondo, jadearemos más quedo.
Y después, cuando el terco reptar por los pantanos
consigo consagrar nuestro plumaje,
cruzada la frontera donde el mismo
Luzbel nos sera indiferente,
descubriremos, sin asombro casi,
que en la taquilla no hay boletos de regreso.
Lunático soliviantado por moustros mustios,
cínicos e impune. el noctámbulo sólo sabe de una culpa hosnesta:
la de dormir de noche.
¿Como no arrepentirse hasta el suplicio
de hacer cedido al guiño de la almohada,
cuando tan bien sabemos
que es de noche cuando cuando la verdadera vida estalla,
y que tras sus trincheras aguardan los milagros?.
No he seguido a mis moustros
por la penumnra urbana en
busca de placeres, ni de amores,
ni de amigos ;
no he hecho sino acatar las veleidades de un morbo
con liencia, prisa y causa.
Xavier Velasco. Luna llena en las roscas.
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